sábado, 21 de enero de 2012

LOS POTTOKA




Es el “Poni Vasco”, se sabe que durante milenios se ha adaptado a las montañas vascas, se cree de origen atlántico y evoluciono estableciéndose como caballo salvaje a ambos lados de los Pirineos, aunque el Pottoka vasco tiene grandes diferencias de estándar racial con su vecino Pottoka francés, considerándose razas independiente. Estuvo a punto de la extinción, la raza Pottoka, ha permanecido durante miles de años con un considerable aislamiento genético. Enclavado en el grupo cántabro–pirenaico, emparentado con el Asturcón, el Losino, el Caballo de Monte Gallego, el Landés y el Garrano de Portugal. El Landés es más refinado, aunque se parecen mucho.
En las cuevas prehistóricas, en Vizcaya la de Santimamiñe y en Guipúzcoa la de Ekain, aparecen pinturas representando équidos que posiblemente fueran Pottokas.
Como características se puede decir que es un animal con una conformación general de buenas proporciones. Se define como elipométrico, subconcavo y de subrevilíneo a mediolíneo. Con alzada entre 1,15 a 1,30 a la cruz, en algunos casos llega a 1,47 metros, perfil de la cabeza entre recto con una ligera sub concavidad entre los ojos, cabeza proporcionada, con orejas pequeñas y grandes ollares, sus belfos algo gruesos, sus ojos vivos color almendra oscuros. Su cuello grueso , fuerte, ligeramente corto, con crin larga caída a un lado, Dorso ligeramente sub cóncavo y largo, El nacimiento de la cola bajo, Patas fuertes aunque finas, con finos cascos, poco pelo incluso en la cerneja, el pelo en invierno le crece bastante para protegerse del frio. Las capas que existen son el negro, el castaño muy oscuro y en sus crines a veces aparecen tonos cahobas, los píos con castaño oscuro y blanco, y los pintos con negro y blanco.
Caballo resistente, dotado de cualidades para enfrentarse a clima y orografía extremos, son rápidos, fuertes y muy dóciles, utilizados en la actualidad para ser montados y enganchados, al tener una mente equilibrada se está usando para paseos y saltos de obstáculos, por su tamaño montados por niños. Se ha utilizado en labores de labranza y de tiro en las fincas y caseríos, y como animal de carga. Se utilizo en las minas para tirar de las vagonetas. Y para transportar artículos de contrabando por los montes.
Se están realizando en el país vasco concursos morfológicos para promocionar esta raza, muy ligada al caserío tradicional con gran importancia cultural, estos campeonatos son muy indicados para establecer criterios en relación a la cría y la selección. En los campeonatos se puntúan por sus características morfológicas y se hacen pruebas de actitud para observar el grado de doma y tranquilidad que tienen, si va bien del ramal, si se deja coger las patas, etc.
Existiendo Asociaciones en el país vasco como “Zaldibi Aralar Pottoka Elkartea”, para su protección e incentivar la cría de este bello caballo, en el Monte Igirru hay bastantes viviendo en libertad. Últimamente se extrae sangre a las crías cuando son pequeñas, para realizar análisis genéticos y tener datos genealógicos así se sabe quienes son sus ascendientes.
A través de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, se han empezado a realizar tareas de caracterización genética del Poni Vasco “Pottoka”, con técnicas citogenéticas para estudiar el cariotipo individual, iniciando estudios de marcadores genéticos proteicos y microsatélites permitiendo la identificación individual.

Gracias a Lucy Rees, la pasada primavera tuve la oportunidad de contemplar junto a ella a la manada de Pottokas que tiene en la sierra de Extremadura, en plena libertad.
El Proyecto de los Pottokas de Lucy es interesante, con algunas pruebas mantiene que estos caballos son los más antiguos de Europa, que vienen de la edad de Hielo y tiene su origen en la zona del país vasco del que es autóctono, no son caballos traídos por los celtas, se han realizado análisis científicos del ADN dando como resultado que esta raza corresponde a una raza salvaje no domesticada, en algunas pinturas en cuevas vascas, aparecen un grupo de caballos, uno de estos es un pio que es idéntico a los Pottokas. Los fósiles de esas épocas aparecen en zonas donde estaba la población, es dificilísimo encontrar fósiles de caballos con los que poder trabajar, porque estos morían en cualquier lugar.
Los caballos Pottokas viven en plena libertad, en estado salvaje en un monte comunal de mucha extensión, con mucho brezo y bosques de robles, con buena hierba a los pies de los árboles, extensas zonas de roca, donde al parecer había un glaciar. Cuando los localizamos estaba pastando un grupo de Pottokas, el semental negro, tres yeguas negras con sus potros, uno había nacido hacia pocos días el otro de dos meses, una yegua pía castaña con su hija de un año pinta negra. Los potros pequeños jugaban poniendo sus cabezas en el dorso del otro. Fue una bonita imagen de los caballitos pastando en libertad, Lucy y yo nos agachamos y la potra pía de un año se acerco olisqueando sin llegar a tocarnos, dice Lucy que el semental deja que nos acerquemoas más, alguna vez se dejo quitar las moscas cojoneras y alguna garrapata que tanto les molesta, no les hace ningún tratamiento ni los desparasita, lo hacen ellos comiendo sobre todo bellotas que contienen taninos. De este grupo hace algo más de una semana se han ido una potra y un potro adolescentes, alguna aventura de juventud. Al día siguiente prepara Lucy junto con Clara, Ibérico y otro caballo que le prestan, una salida al monte, caballos y amazonas para que Ibérico el semental con su olfato localice el rastro de estos fugados. Tiene otro grupo que son píos que suelen estar por otra parte de la finca, subimos entre las rocas por el monte para localizarlos, Lucy con sus prismáticos vio un águila que planeaba en el horizonte, pero los Pottokas estarán en otra zona de la finca, en la otra ladera que desde donde estamos no se pueden ver.
La manada vive en condiciones naturales sin intervenir el hombre, están creando bandas con sus sementales, habrá que esperar para que se creen más bandas. Con fines científicos, este proyecto de Lucy pretende que con la realización de cursos sobre el comportamiento y observación de estos pequeños caballos en estado salvaje; etólogos, científicos y estudiantes con técnicas de observación, sin molestar a la manada, estos caballos les enseñan su forma de organizarse y su comportamiento en estado salvaje.


En Gredos en una excursión desde el campamento donde pasamos unos días hasta el “lago donde los Pottokas”. Estos son otros, no tienen nada que ver con los de la manada salvaje que tiene Lucy en Extremadura. Este día también llevamos del ramal a mi yegua Abadía y a su hija Yaiza con sólo tres meses de edad. El resto de los jinetes con sus caballos. Por senderos estrechos, con subidas y bajadas, entre bosques de robles, a sus pies crecen helechos que se nos presentan con reflejos de la luz del sol sobre ellos. Por esas montañas a caballo, todos contentos, llegamos a un prado cerca del lago donde dejamos amarrados a los caballos.
Fuimos al prado de los Pottokas que estaba cerca, ahí estaban dos caballitos negros con largas crines entre tres y cuatro años, enteros, de la raza Pottoka, no sabíamos si estaban acostumbrados a que se les acercara la gente, tampoco si les podíamos acariciar, intentaríamos ponerles la cabezada de cuadra, pero no íbamos preparados. Nos acercamos poco a poco y enseguida vimos que nos aceptaban sin problemas, curioseaban, al ser tan pequeños nos pusimos de rodillas a su altura para que nos aceptaran y no se asustaran, les ofrecíamos puñados de hierba, se acercaban a mordisquearla, con una cuerda de paquete de paja, haciendo una lazada se va tocando el cuello, la cabeza, con cuidado, acepta sin problemas, con mucho cuidado, sin asustarlos, con palabras agradables, al final se le coloco como una cabezada de cuadra, estaban con nosotros, nos seguían un poco, se dejaban acariciar por todas partes, estuvimos sin atosigarles, sin someterlos, solo disfrutando con ellos. Después nos sentamos a descansar y a charlar un rato entre ellos y unas veces se acercaban a curiosear y otras seguían como si nada pastando a su aire. Todos lo pasamos muy bien, fue una experiencia agradable y enriquecedora.

David Muriel Holgado

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