lunes, 8 de junio de 2020

LA DESEADA IMPULSIÓN.


La impulsión es el deseo continuo de ir hacia adelante. Que el caballo tenga ganas de avanzar libremente. La naturaleza del caballo implica movimiento constante, se mueve con fuerza y ligereza bajando su grupa y metiendo sus pies, su tren anterior se levanta y su dorso se redondea. La base de una buena impulsión es la libertad de movimientos. El motor del caballo está en los cuartos traseros, esa energía unida a un buen ritmo de movimiento crea la impulsión, que muchos dicen debería existir hasta en la parada. Cuando un caballo está parado y con la mínima indicación de su jinete sale hacia adelante, respondiendo a las ayudas de las piernas de inmediato. 
Podemos afirmar que la impulsión nace en la mente del caballo y acertaríamos si dijéramos que para la impulsión el caballo tiene que estar motivado. Comprobamos que caballos sin motivación y sin ganas de nada carecen de impulsión y para que caminen tenemos que usar continuamente nuestras ayudas de piernas. Nuestros caballos siempre tienen que estar motivados.
Percibimos la impulsión cuando a través del remetimiento de posteriores el caballo produce una energía y propulsión en su tercio posterior, ese empuje pasa a través de un dorso flexible y de su cuello llegando a la boca del caballo. Se premia al caballo que mantiene la impulsión sin la necesidad de estar aplicando continuamente las ayudas de piernas.
Trabajar con el dorso conectado es que la fuerza que viene del empuje de los posteriores vaya hacia adelante a través de un doro flexible y descontraído, consiguiendo un movimiento uniforme en cada aire, ese movimiento uniforme es el ritmo
Para conseguir la impulsión y que meta los posteriores tiene que tener unos abdominales fuertes. Para conseguirlo trabajamos al caballo en subidas y bajadas pie a tierra y montado, para facilitárselo el jinete se mantiene en suspensión inclinado un poco hacia delante. Trabajar el trote levantado y el galope en suspensión. Trabajar en pista pasando barras de tranqueo y cavaletti. Entrenar realizando unas transiciones, crecientes y decrecientes a los tres aires ganando cada vez más reunión. También creamos impulsión dejándole libre la cabeza para que la pueda colocar donde necesite y mantenemos el ritmo sin acelerar. Por ejemplo conseguir el paso de escuela, que es diferente al natural con mayor impulsión ritmo y cadencia.
La huida hacia adelante que debemos controlar con presión en las riendas no es verdadera impulsión. Si dejas al caballo con las riendas sueltas con ligero contacto y él sigue con el mismo aire y velocidad sin precipitarse con trancos cortos, esa es la verdadera impulsión.
No es impulsión si avanza porque usamos insistentemente las espuelas y le obligamos a un movimiento que carece de libertad. Muchos caballos que se han desensibilizado demasiado en su doma luego no responden a las piernas y tenemos que usar las espuelas, por eso hay que tener a los caballos sensibles, que a la mínima presión respondan.
Philippe Karl el creador de la “escuela de la ligereza” dice que, «La impulsión depende de la obediencia a las ayudas de la pierna y es el resultado de un meticuloso adiestramiento. Mientras la mano actúa directamente sobre la boca a través de las riendas, no hay ninguna conexión directa entre las piernas del jinete y los posteriores del caballo. Por naturaleza la pierna no posee un efecto de estimulación hacia adelante, sino todo lo contrario».

En la doma de un potro lo primero que tenemos que conseguir es su confianza, cuando confíe en nosotros nos dejara montarlo en el campo que es un lugar idóneo para desarrollar su impulsión. En el campo dejamos su cabeza libre, si no se lo permitimos no  puede trabajar bien con sus posteriores, no molestamos tanto con las riendas y tenemos en cuenta lo sensible que es la boca del potro. Nuno Oliveira decía que las primeras montas del potro en picadero se debían de hacer con cabezada de cuadra. En doma natural, cuando trabajamos al potro en picadero redondo conseguimos que no esté tenso, que esté descontraido, sin tensión la impulsión es elasticidad y ligereza. En picadero no es lo mismo que en el campo porque en picadero no vamos a ninguna parte y el caballo se desmotiva. El potro en las primeras montas tiene que buscar el equilibrio que le falta, para ello el jinete tendrá un asiento un poco en suspensión y una postura que ayude al caballo, es bueno que al principio nos ayude alguien a llevar al potro del ramal.   
Cuando echamos al potro adelante vemos que tiene ganas, notamos su impulsión si sus pies superan las huellas de sus manos, así se empuja bien, se genera una fuerza en los cuartos traseros que va hacia adelante fluidamente pasando por su dorso a través de unas lumbares elásticas. Cuando hay una tensión ya sea física o emocional las lumbares se contraen y no puede existir impulsión.


En el adiestramiento del caballo es necesaria una impulsión desde el principio. La impulsión depende de la obediencia a la pierna, aumentando la impulsión aplicando más las ayudas de las piernas.
Sobre los inicios del potro Philippe Karl nos indica que, «El potro asustadizo al principio reacciona  cuando le rodeamos con las piernas de igual manera que ante un ataque de un depredador, o se queda inmóvil, o intenta librarse del agresor. Por eso las espuelas tienen el mismo efecto que las garras del felino, sólo hacen que reforzar la sensación de encontrarse en peligro de muerte. Las ayudas de la pierna, aprovechar el instinto de huida del caballo asustadizo por naturaleza. Cualquier efecto sorpresa, si proviene del ángulo muerto del campo visual del caballo, hará que éste se sobresalte inmediatamente. Por eso en los inicios de doma de un potro debe usarse la fusta y no las espuelas. La fusta como ayuda, el caballo la respetará sin tenerle miedo y entenderá su significado. El jinete acaricia todo el cuerpo del caballo con la fusta antes de usarla, él estará quieto y tranquilo. Toda ligera presión de la pierna debe generar aceleración evidente y directa. Si el caballo reacciona vacilante o no reacciona en absoluto, completaremos la presión de la pierna en ese mismo instante con la ayuda de la fusta (frecuencia e intensidad ascendentes). El jinete tendrá las piernas relajadas. Si está continuamente pegada, abrazadora o ruidosa es contraproducente (habla sin decir nada e insensibiliza al caballo). La pierna tiene la virtud de proyectar al caballo hacia delante, sin fuerte presión, sólo debe usarse para incrementar el movimiento adelante. Trabajar con repeticiones, con descansos y recompensas en sesiones cortas».

El jinete nunca debe contradecir las indicaciones de la pierna con la mano. Baucher dejo dicho «Mano sin pierna, pierna sin mano» «La acción de las piernas debe preceder a la de las manos. Las piernas dan la impulsión necesaria a los movimientos, la mano hace el papel de moderador y de regulador».

Sobre el uso de la espuela Philippe Karl dice que,  «Conseguida la obediencia a la pierna, se pasara a que acepte la espuela. La mayoría de los caballos reaccionan al uso de la espuela deteniéndose, la espuela tensa los músculos del tórax y los músculos abdominales. Nunca debe usarse para forzar la obediencia a la ayuda de la pierna mal establecida. El jinete debe intentar que el caballo este quieto y tranquilo con el contacto claro de las espuelas. Con caballos sensibles usar espuelas suaves. La función de las espuelas es la de sustituir a la fusta de forma más precisa o que sea una extensión de la pierna. Que la pierna caiga relajada sobre los lados del caballo, pudiendo cesar su aplicación en cualquier momento. Que siempre este el deseo de andar del caballo. Si usamos la pierna o la espuela cada vez más fuerte lo único que conseguimos es la insensibilización del caballo. Los talones elevados y el uso constante de las espuelas deberían ser sancionados».



            Jaen Licart escribió “Equitación Razonada” y “La doma”, son unos libros de equitación muy importantes. Licart, mantenía a sus caballos con toda su frescura, impulsión, alegría y con una boca deliciosa. Hace unos años me hablo de él y de sus libros José Manuel Sales Pons (el cura), el mayor Licartiano que conozco. Sobre la impulsión nos enseña mucho, dejo dicho que, «La impulsión ilumina toda la equitación. El equilibrio en la impulsión es la base esencial. La acción de la pierna parte de la pantorrilla y va extendiéndose hacia abajo hasta la espuela, que el jinete hace sentir si es necesario. A caballo se monta con las piernas, las piernas imponen disciplina al caballo, no utilizarlas todo el tiempo con presiones continuas, usarlas con acciones breves e intermitentes. El abuso de las manos nos lleva a resistencia y defensas, para combatirlas, un solo remedio ¡adelante! La puesta en la mano resulta del equilibrio en la impulsión, obtenido y conservado por la flexión directa, resultando de la acción de las piernas y repercutida desde el tercio posterior al tercio anterior». Paso a mencionar una reflexión importante que aparece en el libro “La doma” de Licart: L´Hotte dijo «La impulsión como un chorro de vapor que debe presentarse sin cesar en la mano del jinete» Si el caballo invierte el cuello, el tubo que dirige el chorro de vapor revienta, hay una fuga por debajo. En el encapotamiento la fuga es por arriba.

            En uno de sus muchos artículos José Manuel Sales Pons (El cura), nos habla de ir adelante, de la impulsión y de la reunión, «Un caballo que para ir adelante necesita que su jinete esté continuamente empujándole con las piernas y apoyándose más o menos en las riendas, será un caballo que va adelante pero cuya impulsión es prácticamente nula. Un caballo con buena impulsión no necesita que las piernas le estén recordando a cada tranco que debe ir adelante porque él ya lo sabe (si ha recibido una buena educación), para que avance necesita meter más los pies, con lo cual el peso viene hacia atrás, o sea, las espaldas estarán más ligeras; y si, además, la nuca la mantiene alta y el cuello cerca de la vertical, el momento de la fuerza del balancín cuello/cabeza se reduce, con lo que se gana en equilibrio sobre los pies. Porque al hacer que suba de una manera natural, aunque costosa, el balancín cuello/cabeza, los pies, naturalmente, entran más, es la reunión del caballo a cuya perfección hay que aspirar».

David Muriel Holgado. 



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