Una tarde soleada de un otoño seco fui
a visitar a mis amigos caballos y humanos de la Asociación Winston en la Cañada
(Avila), ya sabéis que se dedican a ayudar a caballos maltratados y abandonados. Rafa y Dolo no
dejan de recibir caballos en un estado físico y emocional lamentable. En unos
días recibiran a Malak (Ángel), un caballo que fue abandonado atado a un árbol, así llevaba varios días, malnutrido y deshidratado. En la actualidad
cuidan a más de 50 entre caballos, yeguas y potrillos. Siempre necesitan la
ayuda económica de todos nosotros.
La gran mayoría de los caballos que se
encuentran en la Asociación, llegan con unas experiencias de maltrato tanto
físico como psicológico, muy resabiados, tienen un miedo atroz a los humanos,
no se dejan tocar ni manejar, totalmente esquivos. Una de las funciones de la
Asociación es la de quitarles esos miedos que traen para poderlos manejar
cuando precisan ser curados y para que sepan que no todos los humanos son
iguales, que ahora tienen otra oportunidad de vivir en manada junto a otros de
su especie y junto a humanos que se desviven en darles cariño y procurarles
bienestar. Por eso se encuentra aquí Sandra de Isidro para quitarles esos miedos y para enseñarnos en que consiste la doma
natural, que es la herramienta basada en la confianza, que debemos utilizar
para enseñarles y adiestrarles, por ser una manera no violenta con la que
podemos llegar a que el caballo voluntariamente acepte nuestras peticiones. Este
fin de semana entre el 7 y el 9 de octubre de este año 2016, Sandra de Isidro
imparte un curso en Winston, como dice ella es un sitio donde se puede aprender
mucho por lo difícil que es llegar a algunos de estos caballos. No os perdáis
uno de estos cursos, son altamente recomendables e imprescindibles.
Sandra de Isidro y Paula Barco,
sentadas en el centro del redondo sin moverse, con un cubo de comida a sus pies,
para que el potro alazán Kerry se vaya acercando confiado poco a poco, éste
caballo quiere llegar al pienso pero no puede, algo se lo impide, es el miedo
que tiene grabado a fuego en su mente de experiencias desagradables anteriores.
Mantiene el espacio y lo hace como defensa para poder huir en cualquier
momento, se le ve con sus manos clavadas hacia adelante, a veces se acerca lo
suficiente y consigue su premio. Desde que llegó ha avanzado mucho y va
confiando más en el hombre, se deja tocar un poco.
Entra en el picadero con dos yeguas,
una alazana y otra negra y sus potrillos de cuatro meses, yeguas muy hermanadas
y los potrillos amigos de juegos, están juntos todo el tiempo. Forman manada y
va interactuando con todos, luego se queda con la yegua alazana y su potrillo
porque son los más esquivos, el potro no se deja tocar, habrá heredado el
carácter de su madre, va consiguiendo que el potro confíe y se acerque, Sandra
agachada acerca su mano para que el potro la huela, después coge la pluma de su
pelo y acaricia con ella un poco al potrillo, la sesión no dura más de 10
minutos para no aburrirles, ni agotarlos mentalmente.
Yo cuidare de ti al igual que tu
cuidaras de mi, palabras de Sandra de Isidro que intenta que el caballo
entienda y lo hace procurando ser lo más parecida posible al caballo, por eso cuando
está en el redondo con él, imita sus expresiones corporales y juega para ir
conociéndole. Se sincroniza y se coordina con el caballo como si fuera un baile
con mucha armonía. Así trabaja Sandra, poniéndoselo fácil, enseñándole por
partes paso a paso. Descartando que el caballo no quiere hacer algo,
centrándose en que no lo hace porque no puede por miedo, por algún dolor, por
no estar preparado o por no disponer de fuerza suficiente.
Es una gran profesional, posee una
Equinidad y Humanidad asombrosas, siendo tan joven, hasta dónde llegara, sabe
mucho de caballos, sabe entrar en su interior, tocar sutilmente su alma y lo
que más me impresiono es que al igual que conquista a los caballos sabe
transmitir su sabiduría a todos nosotros los humanos, para que nos sirvamos de
sus conocimientos, en beneficio de nuestros amigos nobles brutos. Le digo que
no todos tenemos tan buena mano o ese don que ella tiene y me afirma que eso
trabajando y practicando lo puede conseguir el que se lo proponga.
Lleva unas plumas en su sombrero
negro y otra en la punta de un mechón de su pelo sujeta con una goma, como si
hubiera heredado de los indios no sólo sus adornos sino también su sabiduría de
vida, su templanza, sosiego, paciencia, alegría y fuerza. Su amor por la libertad,
por la naturaleza y por una vida salvaje más propia de sus amigos equinos. Será
por eso que Sandra se entiende tan bien con ellos.
Es necesario integrarnos en la
naturaleza y asilvestrarnos un poco para
conectar con nuestros caballos.
Sandra y yo tenemos la mejor maestra,
que es Lucy Rees y coincidimos en que cuando tenemos alguna duda o no sabemos
que hacer, pensamos en cómo lo haría ella en ese momento.
Cuando me despedí le dije qué si podía
escribir sobre ella, y me dijo que si, creí que me sería difícil, pero ha sido
un grato placer el haberlo hecho.
David Muriel Holgado.
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