jueves, 22 de noviembre de 2018

CRIAR A UN POTRO HUÉRFANO.


Tenemos que estar preparados y saber actuar si se presenta algún imprevisto, puede ocurrir que la madre muera en el parto, que la yegua rechaze al potro, que haya perdido los calostros antes del nacimiento y solo tenga leche para ofrecerle al potro. Podemos buscar a una madre nodriza para que lo críe, o lo criamos nosotros con biberón, etc. Vamos a ver cada situación.

En el caso de que la yegua muera en el parto, puede que haya alguna yegua cerca que haya perdido a su potro y pueda amamantar al nuestro. Si encontramos a su nueva madre, deberá tener el mismo tamaño y peso que su madre biológica, porque si es muy grande como pueden ser las yeguas de tiro, producirá mucha más leche de la que el potro necesita y crecerá más rápido de lo que deseamos, teniendo algún que otro problema de desarrollo. También debe coincidir el tiempo de lactancia porque la leche cambia de composición dependiendo de la etapa, por ejemplo en la primera etapa es alta en proteínas, grasas y lactosa. Con una madre adoptiva estará más protegido y le enseñara lo que necesita el potro, a pastar y a respetar los espacios de los demás miembros de la manada, etc.

Hay ganaderías que usan para yeguas nodrizas a yeguas que han sido rescatadas. Estas yeguas tienen que ser muy tranquilas, buenas madres y que anteriormente hayan tenido y criado al menos otro potro en su vida. Se la medíca para que produzcan leche y para que aparezca el instinto materno, aceptando de buen grado al potro huérfano. Bajo la supervisión y las ordenes del veterinario, éste nos mandara usar un gel oral que se da una vez al día, este gel contiene domperidona que hace aumentar la producción de leche, en tres o cuatro días comienzan a producir leche llenándose la ubre. Justo antes de presentar al potro de acogida a la yegua se le ha administrado una inyección de oxitocina y prostaglandina, para que lo acepte de buen grado. Después se le hace un masaje vaginal y cervical para estimular su instinto de madre, pasado unos minutos la yegua baja la cabeza y acepta al potro, a este gesto se le denomina “Reflejo de Ferguson”. En las primeras horas de vida se debe suministrar calostro porque este tipo de lactancia produce leche pero no calostro y después le daremos leche con biberón hasta que produzca leche, que puede ser durante una semana. Tener al potro con la yegua durante el tratamiento hormonal hace que lo acepte con más facilidad.

La madre puede rechazar al potro. Se da muy pocas veces, con más frecuencia en las primerizas con poca experiencia y en yeguas que no han visto nunca a un potro, le tiene miedo y se sorprende. También puede rechazarlo por dolor o porque no tenga leche; porque el potro esté enfermo; puede rechazarlo por no reconocer el olor que desprende el potro después de haber sido tratado con medicamentos. A veces el rechazo viene por las interferencias en el parto provocadas muchas veces por nuestra presencia. Hay quien afirma que en la raza árabe se da un porcentaje más alto de rechazo, sobre el 5,1%.
La yegua que rechaza al potro carece del comportamiento maternal que consiste en lamer, acariciar, proteger y facilitar que se amamante. La yegua echa sus orejas para atrás, sacude la cola, el potro va hacia ella tambaleándose y ella se aleja de él, puede patearle, morderle y echarlo. Evidentemente hay yeguas mejores madres que otras y esto depende de algunos estímulos sensoriales y de hormonas como la oxitocina. Retiramos al potro de la madre, la ordeñamos y le administramos el calostro con biberón o a través de sonda nasogástrica para asegurarnos de la transferencia pasiva de inmunoglobulinas. Seguimos ordeñando a la madre y le damos la leche cada dos horas.
Para que acepte al potrillo, llevamos a la yegua con ramal, una valla de por medio para que lo pueda oler pero no pueda patearlo, el potro podrá acercarse a la ubre y mamar. Premiar a la yegua si se comporta bien. También se puede encerrar al potro en la cuadra, en una esquina protegido por barras, se ordeña a la yegua y le damos la leche con biberón cerca de la ubre de su madre.
El veterinario podrá tratar a la yegua para que cree vínculo con su potro, administrar prostaglandina que se usa para inducir el estro en yeguas, a los 20 minutos sudara, tendrá calambres y producirá leche, una persona lleva a la yegua y otra lleva al potro, se ponen con las cabezas cerca y la yegua puede que acaricie al potro, la persona que lleva al potro lo pone para que se amamante, normalmente aceptan al potro en 15 minutos y luego podemos dejarlos solos.
Algunas yeguas no aceptan nunca a sus potros, entonces actuamos de la misma manera que si la yegua muere en el parto. También podemos hacer que tenga leche otra yegua, como indique antes, tienen que haber criado al menos una vez, que tenga un temperamento calmado y que se deje manejar sin problemas.

Otra situación que se nos puede presentar es que su madre muere pasados varios días por un cólico o una hemorragia uterina, el potro con pocos días de vida tiene que seguir recibiendo leche en su alimentación. Nos aseguramos que ha recibido el necesario calostro en las primeras horas. Si tiene un nivel aceptable de inmunoglobulinas le proporcionamos leche a través de una yegua nodriza o lo criamos a biberón con leche comercial para potro. 

También se da el caso de que la madre no produce la leche suficiente o la adecuada, por tener mastitis o infección del útero. Hacemos lo mismo que en el caso anterior. Si tiene mastitis o infección de útero, trataremos a la yegua para que se cure. Si el potro no tuvo la oportunidad de beber los calostros, le proporcionamos calostro en las primeras horas de vida, después, o le conseguimos a una madre que lo adopte, o lo criamos a biberón. Si lo criamos con biberón el potro puede vivir con su madre si no molesta a su progenitora.

Al potro huérfano le hacemos un análisis de heces para controlar los parásitos, así desparasitamos adecuadamente, podemos dar un antiparasitario a las seis semanas de vida. Consultamos con el veterinario que nos marcara un plan de vacunación, por si cree conveniente vacunar contra enfermedades infecciosas o enfermedades transmitidas por picaduras de insectos. Vacunamos contra tétanos al día o a los dos días de nacer. Al principio estará cubierto si recibió el calostro de la yegua que fue vacunada hasta tres meses antes de que naciera el potro.
Páginas consultadas thehorse.com y feedxl.com

David Muriel Holgado. 

viernes, 9 de noviembre de 2018

POTRO RECIÉN NACIDO.

Un momento interesante y emocionante es el nacimiento de un potrillo. Las yeguas llevan pariendo sin la intervención del hombre toda la vida. En este artículo intentare explicar los primeros momentos de la vida del potro y cómo llega a este mundo. En otros artículos hablare de lo que necesita y que debemos proporcionarle para que se crie saludablemente y lo más parecido a cómo se criaría en libertad. También explicar cómo debemos actuar y qué situaciones podemos encontrar como por ejemplo si su madre murió en el parto, etc. 

Llega el momento del nacimiento de un potro. Antes del parto se le abultara a la yegua la parte inferior del abdomen que es producido por la presión del útero sobre las venas y vasos linfáticos, sale líquido de los vasos y se acumula en la zona baja del abdomen (conocido como “edema gestacional”). Sus mamas se hincharán, los días anteriores han permanecido abultadas. Aparecerá en los pezones una sustancia similar a la cera, que son las primeras secreciones del calostro. Podrá aparecer algunas gotas de la primera leche en los pezones, en las primerizas la leche se creara después del parto. Se ve relajada la cola e inflamada la vulva. La yegua sudara mucho y estará excitada e inquieta, se tocara el vientre con la pata, tumbándose y levantándose.
Cuando lo cree conveniente se separa del grupo y se asegura que no esté ningún miembro de la manada, para que el potro sólo perciba un olor, con el que reconocer a su madre. Si se acerca el semental a interesarse por el potro, la madre lo echa con furia, meneando su cola, poniendo las orejas hacia atrás, así el vinculo entre madre e hijo se realizara sin ser molestados por otros potros y curiosos, eso mismo pasa cuando están en nuestras manos, la yegua no quiere que controlemos el parto, si llega el momento retrasara el parto hasta encontrarse sola y segura. Con nuestra intervención le provocamos estrés e impedimos que la yegua lama al potro y lo huela, rompiendo la unión afectiva inicial entre madre e hijo y podemos interferir en la bajada de la leche y en las contracciones del útero para expulsar la placenta, etc.

Las yeguas paren normalmente al amanecer cuando hay menos peligro de depredadores, el parto se presentara entre 335 y 340 días después de la concepción. Si puede buscara una cuesta suave con piedras, así la bolsa se rompe fácilmente, si cae en cama blanda como puede ser en una cuadra se puede asfixiar el recién nacido por no romperse la bolsa. En nuestras manos una buena nutrición hace que la bolsa sea fuerte, en libertad la bolsa se rompe porque la yegua no se alimenta en exceso.  


      Dentro del útero de la madre el potro comienza a colocarse, la yegua levanta la cola y echa un liquido pardusco por la vulva, a esto se le llama romper aguas; saldrá una burbuja transparente con un fluido claro, normalmente permanecerá tumbada. El potro nacerá a los 20 minutos, si viene en posición normal primero asomara las pezuñas delanteras, un pie algo más adelantado que el otro, la yegua ya tumbada, luego la cabeza y con las contracciones y el esfuerzo de la yegua salen los hombros a través de la pelvis, el parto es rápido en total dura unos veinte minutos. La bolsa del líquido amniótico se romperá al estirar las patas el pequeño, es importante que esta bolsa deje libre la cabeza del potro, para que pueda respirar. Si hay problemas por mal posición del potro o por su gran tamaño, puede asfixiarse rápidamente, si podemos rompemos el saco amniótico si el potro no lo ha conseguido. No debemos intervenir si no es necesario, si pasada media hora el potro no ha salido por completo debemos agarrarle por sus patas y tirar de él suavemente pero con firmeza, o mejor llamamos al veterinario.
        Después del parto, la yegua gira la cabeza y huele las aguas haciendo el gesto ”Flehmen” para saborear una feromona que cambia sus hormonas para producir leche y aceptar al potro, relincha suavemente para estimular al potro. Lame al potro justo después de nacer, para estimular su circulación,  quitar la bolsa de su cara para que pueda respirar, lo limpia y va absorbiendo su olor especial. La yegua queda tumbada 25 minutos, en este tiempo la sangre de la placenta pasa al potro a través del cordón umbilical, que esta sangre pase al potro es importante para su desarrollo teniendo sustancias beneficiosas. Cuando se levanta, este cordón se rompe, el potro empieza a querer ponerse de pie, orientándose con los relinchos de la madre, es normal que el potrillo se caiga y se tambalee varias veces antes de mamar. En partos que duran mucho tiempo, el potro se puede haber visto privado de oxigeno, en las primeras 12 horas se comporta normal, luego vemos que no se puede amamantar, tiene debilidad y se acuesta a menudo, estaremos pendiente de él al menos las primeras 24 horas.
Una norma que podemos seguir y si no se cumplen los tiempos deberíamos avisar al veterinario, es la siguiente: durante la primera hora el potro se pondrá de pie, en las dos primeras horas debe estar mamando y dentro de las tres primeras horas la yegua echara la placenta. También sería necesaria la presencia del veterinario si la yegua tiene contracciones sin haber roto aguas y sale una bolsa roja, es una posible separación prematura de la placenta; si ha roto aguas y tiene contracciones pero el potro no aparece; si el cordón no se ha roto; si el potro ni se levanta ni mama; si la yegua rechaza al potro sin dejarle mamar; si la madre pierde leche abundantemente.
       En las dos horas siguientes al nacimiento, el potro consigue mamar el calostro de la primera leche, muy necesario al poseer substancias inmunizadoras contra las enfermedades y protectora contra las infecciones, también con la succión ayuda a que la yegua produzca más leche. Estará protegido durante tres meses ante las enfermedades contra las que su madre fue vacunada, tétanos, gripe, rinoneumonitis. Si no ingiere este primer calostro, podemos ordeñar a la yegua y dar el calostro con biberón.
          Los calostros son laxantes por eso ayuda a expulsar el meconio, que son las primeras heces producidas por el líquido que traga en la placenta, echara el meconio en las 6 horas del nacimiento, si no es así y el potro se levanta y acuesta constantemente, si pone la cola arriba arqueando el dorso haciendo intentos de orinar o defecar y no puede llamaremos al veterinario. Estas primeras heces serán bolas duras y oscuras, semejantes a las heces de las ovejas, un poco más grandes.
     El potro recién nacido pone su cabeza debajo de la barriga de su madre, busca la ubre que tiene leche, a veces tiene dificultades para encontrar los pezones, busca por instinto entre dos pilares, puede estar buscando  entre las manos, su madre es la encargada de guiarle con su cabeza al lugar correcto. A veces por instinto el potro se esconde entre las patas de su madre y en realidad no está mamando, vemos si la ubre se encuentra llena no está bebiendo.
        Los caballos son precociales. A las pocas horas de nacer, el potro se incorpora y corretea por el campo siguiendo a su madre. Si el tiempo es bueno conviene que el potro salga al campo al día siguiente de su nacimiento, la curiosidad del potro hace que pruebe el pienso de su madre pocos días después de nacer.
  La placenta se desprende de la yegua después del alumbramiento, debe caer espontáneamente durante las tres primeras horas, si queda fuera de la vulva se debe atar a la cola y esperar que la eche de forma natural, se  hace esto para que no la pise y se rasgue, nunca tiramos de la placenta porque podríamos desgarrarla y que quede parte de ésta dentro de la yegua produciendo un infección uterina. Hay que extenderla para examinarla, tendrá que estar entera sin quedar nada en el interior, desplegadas las membranas de la placenta se verán los dos cuernos que nos indican que está completa. Como dato curioso podemos decir que la placenta viene pesando alrededor de un 11% del peso del potro.
    En libertad una vez expulsada la placenta la madre con su potrillo vuelven a la manada. Al principio la madre no le dejará ir a investigar, reclamándole a su lado con la llamada que ya ha aprendido. Si se acerca a otra yegua, puede que ésta no deje que se acerque, se lo indica aplastando sus orejas y extendiendo su cuello y hocico. Con gestos claros indican que hay unos límites, aprenderá a evitar a las yeguas que no son su madre. A los diez días la yegua tendrá el primer celo tras el parto, el semental la corteja apasionadamente, excitado la cubrirá; el potrillo se pondrá nervioso hasta que ve que a su madre no le pasa nada malo. Si es potra facilita que no tenga miedo cuando sea yegua en su primer celo. El potro hace amistades con los otros de su misma edad, jugando a asarse. Los juegos de los potros son demasiado brutos para las potras, por eso los rechazan. El potrito aprenderá que su padre no le echa como hacen las otras yeguas, sino que le toca suavemente y le enseña a jugar con mordisquitos tiernos. Los machos se emocionan con su padre y a los tres meses, muchos pasan más tiempo con él que con su madre. Con pocos meses de vida el potrillo ha aprendido que cada miembro de la banda se comporta de manera distinta, aprende a acercarse con las señales apropiadas para no ser rechazado. Muchos caballos domésticos no han podido aprender con esta educación de pequeños. Si han tenido suerte de criarse en grupo, este grupo casi nunca es como una banda natural. Por ejemplo una potra criada con su madre y con un capado, no han podido enseñarle a respetar el espacio de los demás.
     La vida del potrillo.
          Las primeras semanas está muy unido a su madre, que es muy cariñosa y protectora. Los primeros días ya mordisqueara la hierba y va a masticar en los montones de estiércol, con ello toma las bacterias que su intestino necesita para su digestión herbívora. Pasa mucho tiempo durmiendo y mamando al menos unas cuatro veces por hora, juega explorando cerca de su madre durante el primer mes, conociendo lo que significa el espacio y la distancia personal. Mordisquea a su madre, corre y brinca a su alrededor. Después se aleja para jugar con otros potros haciendo carreras brincando y luchando, juegan a montarse. Para un buen desarrollo es importante que donde vive tenga muchos estímulos y que vivan caballos de todas las edades. Investigan con su boca, a veces se meten en situaciones peligrosas y sus madres le llaman para que no se aleje. La madre le reconoce sobre todo por el olor. Antes del destete comienzan a hermanarse aseándose entre ellos, aprenden a respetar a los adultos boqueando en su presencia. Con tres meses hace mucho caso a su padre y a otros caballos mayores que son los que le enseñan a luchar y a jugar. Es el semental el que decide cuándo puede hacer una vida independiente, cuando esté fuerte. Los jóvenes machos se juntan formando bandas de solteros, en ese grupo habrá uno más fuerte que los demás y será éste el que se lleve a la primera potrilla que encuentren.

David Muriel Holgado.