lunes, 11 de noviembre de 2019

EL CEREBRO DEL CABALLO Y EL ANTROPOMORFISMO.


El cerebro del caballo tiene 9 centímetros de longitud por 6 de anchura y pesa unos 500 gramos, en su mayor parte está destinado a activar los mecanismos para que se mue­va esa masa de más de quinientos kilos y que se mueva a una velocidad de hasta sesenta kilómetros por hora. El necórtex en el caballo evolucionó para que tengan más sensibilidad en la­bios y boca, necesaria para pastar. Evolucionaron para moverse rápido evitando ser cazados, por eso su estomago es pequeño para no estar pesados y poder moverse con facilidad, necesitando estar comiendo muchas horas al día, en la estepa  consiguen alimento poco nutritivo y tienen que caminar mucho para conseguirlo, su cerebro es pequeño porque un cerebro grande necesita para mantenerse mucha energía y proteínas.
El hombre tiene el cerebro el doble de grande que el del caballo, en una parte tenemos la razón, la lógica, la imaginación, la planificación del futuro, el lenguaje. Su cerebelo es más grande que el del humano es el que controla los movimientos en equilibrio; percibe si ha cambiado cualquier cosa en el entorno donde vive. La parte que trata las emociones, el sistema límbico es igual de grande en el caballo que en el hombre. Los animales tienen vidas emocionales plenas, tienen sentimientos como la felicidad, miedo, alegría, celos, etc., pueden tener sentido del humor; sienten dolor. No solo los mamíferos, también las aves y los peces. Si les observamos muchas veces lo demuestran. Pero sabemos poco de cómo son sus sentimientos, sueños, emociones e inteligencia. Cua­lidades que no son exclusivamente humanas.
El cerebro del caballo está programado para la supervivencia. Decimos la supervi­vencia del más fuerte, pero sería mejor decir, la supervivencia del que mejor se adapta. Como especie presa, los caballos tienen ciertos comportamientos programados diseñados para ayudarlos a mantenerse a salvo de los depredadores. Toma decisiones basadas en las emociones continuamente, el miedo cuando huele a un depredador le hace huir, es una respuesta para no ser cazado. Por eso el miedo y el terror son emociones básicas en el caballo. Su excitabilidad, es por el miedo. Puede ser el miedo peor que el dolor, el caballo no analiza para comprender y racionalizar sus miedos, no puede su cerebro. Se plantea que algo es aterrador, para él significa que está en peligro de muerte, su deseo fuerte de salir de esa situación. La memoria visual de algo que produce miedo es más impactante que la memoria verbal, su pensamiento basado en imágenes le sirve de poco para controlar una situación que le aterra.
En el lóbulo frontal del cerebro está el razonamiento. El caballo apenas tiene lóbulo frontal, por lo tanto los caballos no pueden razonar como los humanos ni hacen planes futuros, ni preparan estrategias, viven el aquí y ahora. Lo que si hacen es reaccionar en cada situación.
Su capacidad mental es distinta a la nuestra, no piensa como el humano. Lo que le enseñamos incluso los trucos lo aprende por condicionamiento o con refuerzo positivo. Tiene una gran memoria en la que guarda las experiencias positivas y las negativas. Muchas cosas las aprende mediante ensayo-error. Nos interesamos y preocupamos en conocer cómo aprende el caballo y que métodos debemos conocer y aplicarlo para enseñarle para habituarle.
Considerando que el razonamiento no siempre es útil, en los humanos es responsable de trastornos psicóticos, relacionados con el odio, la ven­ganza y la maldad.

Antropomorfismo es atribuir cualidades humanas al caballo. Al caballo no le gusta lo mismo que a nosotros. ¿Debemos pensar cómo el caballo? ¿Meternos en su mente? Algo difícil de lograr al ser imposible saber lo que piensa, como lo es saber cómo piensa cualquier persona, a través de la etología llegamos a conocerle mejor y actuar según su lógica natural. A todos los hombres nos gusta que nos traten bien, pues empecemos a tratar bien a los caballos. Debemos tener en cuenta las características del caballo, cómo es, el instinto de huida y el ser un animal gregario y debemos conocer a nuestro caballo para tratarlo como se merece, no todos los caballos son iguales. Pero tendremos presente que necesitan compañía y que tienen muy arraigado el instinto de manada, en convivencia con nosotros nos convertimos en otro miembro de su manada. Debemos aprender a estar en armonía con él.
Lucy Rees nos dice que es erróneo pensar que los caballos se comportan motivados por lo mismo que nosotros, que no tienen conciencia de culpabilidad o capacidad de men­tir como nosotros. Que los animales como el perro y el caballo tienen emociones como nosotros. Sienten el miedo, la alegría y se entristecen cuando no está su cría o su amigo hermanado. Ser crueles con ellos es como si lo fuése­mos con un niño, pero el perro y el caballo no tienen entre si las mismas cualidades, son diferentes.
El caballo no tiene concepto de obediencia ni el de autoridad, en libertad no la nece­sitan al disponer de pastos amplios. Busca vivir con seguridad, le encanta sentirse ágil para poder escapar de los depredadores. No puede imaginar, no tiene concepto de futuro, no hace planes. Vive el momento, con recuerdos de lo bueno y lo malo que le ha pasado. Aprecia si ha cambiado algo en su entorno.
Los humanos somos depredadores, tenemos jerarquías de dominancia, obedecemos y somos sumisos al dominante. Somos muy controladores, buscamos controlar al caballo por la fuerza y la dominancia, agarrándole, provocando en él ganas de escapar de noso­tros. Tenemos que usar nuestra imaginación e inteligencia para superar la diferencia que existe entre humano y caballo.
No tenemos que usar el antropomorfismo, diciendo que «El sabe lo que le pido pero no quiere hacerlo, tiene mala intención, tiene mal comportamiento para hacerme enfadar, a este caballo le falta un tornillo, mi caballo no quiere cooperar, son frases que los jinetes dicen de continuo». Al caballo le haremos entender lo que queremos, explicándoselo a la manera que pueda entenderlo, de esta manera aprenderá.
La mayor parte de las veces el mal comportamiento, no es más que una molestia o dolor que tiene el caballo, somos nosotros los que tenemos que averiguar la causa de ese mal comportamiento.
Los caballos intentan entendernos y colaborar con nosotros, cuando estamos recuperando a un caballo que tiene resabios, empezamos por enseñarle las señales nuevas para él. La mayoría de los problemas de comportamiento vienen de la confusión, la incomodidad, del dolor o de demasiada presión.
También tendremos en cuenta que cada caballo tiene un carácter y una personalidad, por eso cada uno tiene reacciones diferentes ante el aprendizaje, puede ser un caballo muy sensible, introvertido o extrovertido. Por eso debemos adiestrar a cada caballo con una presión mayor o menor dependiendo de cómo sea su personalidad.
                David Muriel Holgado. 

3 comentarios:

  1. interesante hasta que leemos la última palabra: "personalidad" viene de PERSONA, totalmente errónea la utilización del término cuando nos referimos al carácter de un animal...

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  2. Tienes razón, debería haber puesto Individualidad.
    Muchas gracias.

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  3. Es imposible separar el condicionamiento de la dominancia.De todos modos ,yo si creo que el caballo reconoce y obedece al dominio.

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