Un momento interesante y
emocionante es el nacimiento de un potrillo. Las yeguas llevan pariendo sin la
intervención del hombre toda la vida. En este artículo intentare explicar los
primeros momentos de la vida del potro y cómo llega a este mundo. En otros
artículos hablare de lo que necesita y que debemos proporcionarle para que se
crie saludablemente y lo más parecido a cómo se criaría en libertad. También
explicar cómo debemos actuar y qué situaciones podemos encontrar como por
ejemplo si su madre murió en el parto, etc.
Llega el momento del nacimiento
de un potro. Antes del parto se le abultara a la yegua la parte inferior del
abdomen que es producido por la presión del útero sobre las venas y vasos
linfáticos, sale líquido de los vasos y se acumula en la zona baja del abdomen
(conocido como “edema gestacional”). Sus mamas se hincharán, los días
anteriores han permanecido abultadas. Aparecerá en los pezones una sustancia
similar a la cera, que son las primeras secreciones del calostro. Podrá
aparecer algunas gotas de la primera leche en los pezones, en las primerizas la
leche se creara después del parto. Se ve relajada la cola e inflamada la vulva.
La yegua sudara mucho y estará excitada e inquieta, se tocara el vientre con la
pata, tumbándose y levantándose.
Cuando lo cree conveniente se
separa del grupo y se asegura que no esté ningún miembro de la manada, para que
el potro sólo perciba un olor, con el que reconocer a su madre. Si se acerca el
semental a interesarse por el potro, la madre lo echa con furia, meneando su
cola, poniendo las orejas hacia atrás, así el vinculo entre madre e hijo se
realizara sin ser molestados por otros potros y curiosos, eso mismo pasa cuando
están en nuestras manos, la yegua no quiere que controlemos el parto, si llega
el momento retrasara el parto hasta encontrarse sola y segura. Con nuestra
intervención le provocamos estrés e impedimos que la yegua lama al potro y lo
huela, rompiendo la unión afectiva inicial entre madre e hijo y podemos interferir
en la bajada de la leche y en las contracciones del útero para expulsar la
placenta, etc.
Las yeguas paren normalmente al
amanecer cuando hay menos peligro de depredadores, el parto se presentara entre
335 y 340 días después de la concepción. Si puede buscara una cuesta suave con
piedras, así la bolsa se rompe fácilmente, si cae en cama blanda como puede ser
en una cuadra se puede asfixiar el recién nacido por no romperse la bolsa. En
nuestras manos una buena nutrición hace que la bolsa sea fuerte, en libertad la
bolsa se rompe porque la yegua no se alimenta en exceso.
Dentro del útero de la madre el potro comienza a colocarse,
la yegua levanta la cola y echa un liquido pardusco por la vulva, a esto se le
llama romper aguas; saldrá una burbuja transparente con un fluido claro,
normalmente permanecerá tumbada. El potro nacerá a los 20 minutos, si viene en
posición normal primero asomara las pezuñas delanteras, un pie algo más
adelantado que el otro, la yegua ya tumbada, luego la cabeza y con las contracciones
y el esfuerzo de la yegua salen los hombros a través de la pelvis, el parto es
rápido en total dura unos veinte minutos. La bolsa del líquido amniótico se
romperá al estirar las patas el pequeño, es importante que esta bolsa deje
libre la cabeza del potro, para que pueda respirar. Si hay problemas por mal
posición del potro o por su gran tamaño, puede asfixiarse rápidamente, si
podemos rompemos el saco amniótico si el potro no lo ha conseguido. No debemos
intervenir si no es necesario, si pasada media hora el potro no ha salido por
completo debemos agarrarle por sus patas y tirar de él suavemente pero con
firmeza, o mejor llamamos al veterinario.
Después del
parto, la yegua gira la cabeza y huele las aguas haciendo el gesto ”Flehmen”
para saborear una feromona que cambia sus hormonas para producir leche y
aceptar al potro, relincha suavemente para estimular al potro. Lame al potro justo después de nacer, para estimular
su circulación, quitar la bolsa de su
cara para que pueda respirar, lo limpia y va absorbiendo su olor
especial. La yegua queda tumbada 25 minutos, en este tiempo la sangre de la
placenta pasa al potro a través del cordón umbilical, que esta sangre pase al
potro es importante para su desarrollo teniendo sustancias beneficiosas. Cuando
se levanta, este cordón se rompe, el potro empieza a querer ponerse de pie,
orientándose con los relinchos de la madre, es normal que el potrillo se caiga
y se tambalee varias veces antes de mamar. En partos que duran mucho tiempo, el
potro se puede haber visto privado de oxigeno, en las primeras 12 horas se
comporta normal, luego vemos que no se puede amamantar, tiene debilidad y se
acuesta a menudo, estaremos pendiente de él al menos las primeras 24 horas.
Una norma que podemos seguir y si
no se cumplen los tiempos deberíamos avisar al veterinario, es la siguiente:
durante la primera hora el potro se pondrá de pie, en las dos primeras horas
debe estar mamando y dentro de las tres primeras horas la yegua echara la
placenta. También sería necesaria la
presencia del veterinario si la yegua tiene contracciones sin haber roto aguas
y sale una bolsa roja, es una posible separación prematura de la placenta; si
ha roto aguas y tiene contracciones pero el potro no aparece; si el cordón no
se ha roto; si el potro ni se levanta ni mama; si la yegua rechaza al potro sin
dejarle mamar; si la madre pierde leche abundantemente.
En las dos horas
siguientes al nacimiento, el potro consigue mamar el calostro de la primera
leche, muy necesario al poseer substancias inmunizadoras contra las
enfermedades y protectora contra las infecciones, también con la succión ayuda
a que la yegua produzca más leche. Estará protegido durante tres meses ante las
enfermedades contra las que su madre fue vacunada, tétanos, gripe, rinoneumonitis.
Si no ingiere este primer calostro, podemos ordeñar a la yegua y dar el
calostro con biberón.
Los calostros
son laxantes por eso ayuda a expulsar el meconio, que son las primeras heces
producidas por el líquido que traga en la placenta, echara el meconio en las 6
horas del nacimiento, si no es así y el potro se levanta
y acuesta constantemente, si pone la cola arriba arqueando el dorso haciendo
intentos de orinar o defecar y no puede llamaremos al veterinario. Estas
primeras heces serán bolas duras y oscuras, semejantes a las heces de las
ovejas, un poco más grandes.
El potro recién nacido pone su
cabeza debajo de la barriga de su madre, busca la ubre que tiene leche, a veces
tiene dificultades para encontrar los pezones, busca por instinto entre dos
pilares, puede estar buscando entre las
manos, su madre es la encargada de guiarle con su cabeza al lugar correcto. A
veces por instinto el potro se esconde entre las patas de su madre y en
realidad no está mamando, vemos si la ubre se encuentra llena no está bebiendo.
Los
caballos son precociales. A las pocas horas de nacer, el potro se incorpora y
corretea por el campo siguiendo a su madre. Si el tiempo es bueno conviene que
el potro salga al campo al día siguiente de su nacimiento, la curiosidad del
potro hace que pruebe el pienso de su madre pocos días después de nacer.
La placenta se desprende de la
yegua después del alumbramiento, debe caer espontáneamente durante las tres
primeras horas, si queda fuera de la vulva se debe atar a la cola y esperar que
la eche de forma natural, se hace esto
para que no la pise y se rasgue, nunca tiramos de la placenta porque podríamos
desgarrarla y que quede parte de ésta dentro de la yegua produciendo un
infección uterina. Hay que extenderla para examinarla, tendrá que estar entera
sin quedar nada en el interior, desplegadas las membranas de la placenta se
verán los dos cuernos que nos indican que está completa. Como dato curioso
podemos decir que la placenta viene pesando alrededor de un 11% del peso del
potro.
En libertad una vez expulsada la
placenta la madre con su potrillo vuelven a la manada. Al principio la madre no
le dejará ir a investigar, reclamándole a su lado con la llamada que ya ha
aprendido. Si se acerca a otra yegua, puede que ésta no deje que se acerque, se
lo indica aplastando sus orejas y extendiendo su cuello y hocico. Con gestos
claros indican que hay unos límites, aprenderá a evitar a las yeguas que no son
su madre. A los diez días la yegua tendrá el primer celo tras el parto, el
semental la corteja apasionadamente, excitado la cubrirá; el potrillo se pondrá
nervioso hasta que ve que a su madre no le pasa nada malo. Si es potra facilita
que no tenga miedo cuando sea yegua en su primer celo. El potro hace amistades
con los otros de su misma edad, jugando a asarse. Los juegos de los potros son
demasiado brutos para las potras, por eso los rechazan. El potrito aprenderá
que su padre no le echa como hacen las otras yeguas, sino que le toca
suavemente y le enseña a jugar con mordisquitos tiernos. Los machos se
emocionan con su padre y a los tres meses, muchos pasan más tiempo con él que
con su madre. Con pocos meses de vida el potrillo ha aprendido que cada miembro
de la banda se comporta de manera distinta, aprende a acercarse con las señales
apropiadas para no ser rechazado. Muchos caballos domésticos no han podido
aprender con esta educación de pequeños. Si han tenido suerte de criarse en
grupo, este grupo casi nunca es como una banda natural. Por ejemplo una potra
criada con su madre y con un capado, no han podido enseñarle a respetar el
espacio de los demás.
La vida del potrillo.
Las
primeras semanas está muy unido a su madre, que es muy cariñosa y protectora.
Los primeros días ya mordisqueara la hierba y va a masticar en los montones de estiércol, con ello toma las bacterias que
su intestino necesita para su digestión herbívora. Pasa mucho tiempo
durmiendo y mamando al menos unas cuatro veces por hora, juega explorando cerca
de su madre durante el primer mes, conociendo lo que significa el espacio y la
distancia personal. Mordisquea a su madre, corre y brinca a su alrededor.
Después se aleja para jugar con otros potros haciendo carreras brincando y
luchando, juegan a montarse. Para un buen desarrollo es importante que donde
vive tenga muchos estímulos y que vivan caballos de todas las edades.
Investigan con su boca, a veces se meten en situaciones peligrosas y sus madres
le llaman para que no se aleje. La madre le reconoce sobre todo por el olor.
Antes del destete comienzan a hermanarse aseándose entre ellos, aprenden a
respetar a los adultos boqueando en su presencia. Con tres meses hace mucho
caso a su padre y a otros caballos mayores que son los que le enseñan a luchar
y a jugar. Es el semental el que decide cuándo puede hacer una vida independiente,
cuando esté fuerte. Los jóvenes machos se juntan formando bandas de solteros,
en ese grupo habrá uno más fuerte que los demás y será éste el que se lleve a
la primera potrilla que encuentren.
David Muriel Holgado.
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